domingo, 27 de septiembre de 2009

17. Triple Set


Y TRES

-Méate en mi cara.
-¿Cómo dices?
-Que te mees encima mío, venga.
Karla se acercó vacilando. Era la primera vez que alguien le pedía tal cosa. Bueno, pues si el tío quería ella no iba a poner ninguna pega, claro que, a ver que le parecía a su cuerpo, igual no tenía ganas...
Se colocó de pie encima de él con las piernas abiertas y esperó el pequeño milagrito por parte de su organismo que demostrase así su velocidad de adaptación ante la novedad. Se rió feliz cuando notó salir el chorro caliente para luego quedarse fascinada mirando las expresiones de su amante mientras todo el pis le salpicaba la cara.
-Es cierto, te gusta –le dijo encantada.
-¿Acaso lo dudabas?
-Bueno, podía ser por probar, por probarme, yo que sé, o una excentricidad debida a tu profesión.
-Jajaja, yo no voy de profe de moral.
-Eso dices... aunque también podría ser para estudiar las sensaciones que provoca esto y adaptarlas a un personaje de tu próximo montaje. Yo lo haría si estuviera en tu lugar.
-Yo también pero este no es el caso. Agáchate que te voy a...
-Ni hablar, aun no estoy tan caliente como para que no me importe rebozarme en mis meados.
-Pues voy a tener que ponerte a tono, nena. Date la vuelta y déjame comerte el ano.
-Jajaja sí que eres un pervertido, sí... –dijo Karla colocando su culo a la altura debida.
-Beberte, comerte, follarte... ¿qué más quiero?
-No te las des de simplista que no me engañas y para que lo sepas, empleas demasiado el imperativo para ser un humilde genuino... aaah... eso... está muy bien... sigue... oooh... mmm... dentro de poco seré incapaz de pensar... o de decir algo coherente...
-Por fin.

Y DOS

-De postre traiga dos trozos de pastel de chocolate y dos cafés.
-No, solo un café. A mí me trae un té negro, gracias.
El camarero se retiró después de tomar nota.
-¿Es que me vas a llevar la contraria en todo, Karla?
-No, solo en lo que no me apetezca –ella le devolvió la sonrisa.
Se miraron tomándose el pulso con la mesita en medio como posible salvaguarda de aun no se sabía quién o qué. Él inquisitivo, seguro y provocador; ella interesada, divertida y un pelín nerviosa, para qué negarlo. El tercer grado terminó cuando el camarero volvió con lo que habían pedido.
-Mmm... –dijo él chupándose exageradamente el dedo índice tras hundirlo hasta el nudillo en su trozo de pastel. Luego pasó a embadurnarse la mayor parte del rostro, indiferente ante las miradas sorprendidas, incrédulas o asqueadas de los otros comensales del restaurante de lujo.
-Se supone que yo te “apetezco” y también el chocolate, no? ¿podrías demostrarme si eso es cierto? –la miró sonriendo de forma cautivadora con los ojos brillantes por el desafío.
-Vaya, jeje, un exhibicionista, ya me extrañaba que quisieras venir aquí. O acaso es que me lo dedicas expresamente para ver si me atrevo a hacerlo delante de estos pijos?
-Soy un hombre de vicios completos, mato dos pájaros de un tiro.
-Muy bien, señor completo –dijo Karla poniéndose de pie, -déjeme sentarme encima suyo, así mientras le lamo esos morritos tan dulces y por extensión el resto de su cara, me iré restregando contra sus genitales como una perra.
-Jaja, me gustas nena, espero que podamos acabar follando a saco y no en la comisaría.

Y UNO

Rut se fue acercando a Karla con cuidado para no empujar a la gente y provocar un estropicio con las copas.
-Ven conmigo –dijo tomándola de la mano – que te voy a presentar a un tipo que es actor. Bah! Dicen que es un borde pero bueno, ya sabes que la peña a veces...
La llevó hasta un corrillo en el que el tema de conversación era la moda de los ochenta.
-Perdonad ¿y Roberto, donde se ha metido? –preguntó Rut.
-Creo que ha ido al lavabo, o por lo menos es lo que ha dicho –dijo una.
-Sí, jeje, me parece que le estábamos aburriendo un poco –dijo otra.
-Aaay pero es taaaan genial... que se lo perdonamos –dijo otra más.
Karla se apartó con repentinas arcadas.
-Déjalo, otro día será. Voy a por algo de beber ¿te traigo algo?
-Una birra, plis.
Unos cuantos minutos más tarde, después de bregar con los obstáculos humanos del camino, aun esperaba pacientemente que el tipo rubicundo que estaba detrás de la barra se fijara en ella y le sirviera. Por lo menos estaba entretenida ya que a su lado había un morboso calvorotas intentando convencer a dos pavas para hacer un trío y su parloteo no tenía desperdicio pues aderezaba la conversación con anécdotas y chistes subiditos de tono; lástima que ellas fueran impermeables a ese tipo de humor y al poco rato desaparecieran tanto del local como de sus expectativas.
-Jeje, muy bueno ese último –intentó animarle Karla
Él se giró hacia ella.
-¿Quieres que te cuente otro? Es viejo pero me gusta.
-Venga.
-Dos amigos y uno le dice al otro: “Compadre ¿a ti te gustan los tríos sexuales? –Pues claro. –Pues corre que tu mujer ha empezado sin ti”.
-Jajajaja que bueno. Ahora me toca a mí. Dos curas y uno le dice al otro: “Chico, llevo tanto tiempo dándome duchas frías cada vez que tengo tentaciones, que ahora cuando llueve me empalmo”.
Los dos se rieron.
-Hablando de curas –dijo él -¿te vienes a follar a una iglesia?
-¿Es un chiste?
-Es una propuesta.
-Pfff, no. No tengo ganas de pelearme. Además, tengo hambre.
-Plan b: cenamos en un sitio que conozco y nos vamos a follar como locos por ahí.
-Jeje, vale. ¿siempre eres tan extremo?
-Ah, veo que ya os conocéis –Rut se aproximó sonriendo. -¿O aun no? Karla Roberto, Roberto Karla. Por cierto –se dirigió a ésta última -¿y mi birra?