domingo, 30 de agosto de 2009

16. Sueño

Karla se dio media vuelta y se despertó. Un rayito de luz que se colaba por una de las rendijas de la persiana le acariciaba la cara dándole los buenos días. Se estiró cuanto pudo emitiendo sonidos de gusto y bostezando hasta que su pie chocó con la pierna de él. Se incorporó apoyándose en el codo para observarle; todavía dormía, mierda. Había tenido un sueño y deseaba contárselo pronto, por lo menos antes de que se le olvidaran los detalles que le parecían curiosos e interesantes. Pensó en despertarlo ya aunque de una manera placentera para compensar como por ejemplo, chupándole la polla; pero, pobrete, ofrecía un aspecto tan cándido con su boquita abierta, sus miembros distendidos (excepto ese), y un aire tan tierno, desprendiendo ese calorcito corporal tan agradable… que se sintió avergonzada de haberlo pensado, se llamó egoísta al tiempo que le inundaba una oleada de cariño hacia el durmiente. Lo abrazó fuertemente y desparramó algunos besitos por encima de él.
-Mmmm... que pasa? me estás ahogando, amor –el hombre casi no abrió los ojos aunque sonrió. –No sé, quizás hubiera preferido que me despertaras chupándome la polla en vez de...
La almohada le fue a la cabeza.
Karla se sentó con las piernas cruzadas por encima de las sábanas.
-Es que he tenido un sueño muy... enigmático y me gustaría contártelo –se inclinó acercando su cara a la de él. -¿Puedo o aun estás dormido?
Él bostezó y se acomodó mejor para escucharla.
-A ver, cuenta. Espero que merezca la pena el haberme despertado. ¿Qué hora es?
-Súper pronto. Aun faltan dos horas para empezar a espabilarse.
-Bueno, te escucho.
Karla miró hacia el techo en busca de la imagen concreta con la que iniciar el relato.
-Estaba desnuda en la cumbre de un monte, de cara a un precipicio y justo en el borde, de hecho mis dedos de los pies no tocaban tierra.
-¿Va de volar o de miedo a caer?
-Nooo tío, espérate al final, vale? Sigo.
-Sí, pero métete dentro de la cama que te pueda tocar.
Karla lo hizo dándole la espalda y él la rodeó con un abrazo un tanto lánguido.
-Disfrutaba del paisaje y no tenía frío ni nada, de repente sé que hay alguien casi pegado a mi espalda, así, como tu y yo ahora más o menos...
-Ajá...
-Y me giro y veo a... a un ser, pfff, tan feo como una gárgola, con la piel dura y gris, nariz de boxeador, con los ojillos rojos muy brillantes. A pesar de todo esto, siento una gran atracción hacia él... en fin, esa especie de demonio me agarra por las caderas con sus... garras y me penetra imperturbable con su miembro que también es raro, frío y como si estuviera forrado de cuero gris; luego, veo que extiende su dedo índice delante de mis ojos y con una uña larga y curvada como la de un ave me va empujando lentamente hacia el abismo hasta que quedo colgando -Karla gesticulaba con las manos intentando que él compartiera sus sensaciones –en el vacío, solo sujeta al mundo por su pene que, afortunadamente, es cada vez más recio y consistente.
-Mmm... como el mío? ¿notas como roza tus nalgas?
-Sí, lo que noto es el caso que me haces, tontaina.
-Siiiigue....
-Bueno, pues estoy empalada y todo el mundo que veo a mis pies empieza a girar como una ruleta, incluso fugazmente pienso que voy a ser lanzada como la bolita para caer en un número aleatorio pero no. Creo que el ser espera que yo elija un lugar pero como no lo hago se levanta un viento fuertísimo que me golpea y zarandea de aquí para allá y todo mi cabello también va de un lado al otro como las ramas de un árbol. No tengo miedo de caer porque su miembro ha pasado a ser parte de mi cuerpo, una especie de cordón umbilical que me une a él, entiendes? En fin, el caso es que, de repente, empiezo a notar como el cacho pene que está dentro de mí, empieza a calentarse y yo, que veo su capullo al rojo vivo a través de la piel de mi vientre como una linterna tras una sábana, al mismo tiempo, voy recuperando mis sensaciones corporales que hasta ese momento no parecía que estuvieran muy presentes... y bueno, ya sabes... la calentura me sube, toda yo me siento un gran coño y empiezo a desear que el tipo me folle como es debido, mmm... pero aaah... el muy cabrón me raciona el placer esperando controlarme o no se qué y entonces yo le digo que me voy a despertar y que el que se va a joder será él; pues oye, increíble, jajaja, ante su sorpresa (y la mía) eso es lo que pasa. ¿Tú crees que significa algo, eh?
Al no haber respuesta se dio la vuelta para mirarlo. Pues sí, se había quedado frito, el tío. Tendría que haberlo advertido antes, por la respiración que recibía en la nuca, por ejemplo, que era demasiado regular. Karla lo observó casi roncar y empezó a imaginar formas de despertarlo que incluyesen penetraciones anales violentas, testículos estrujados, azotes dolorosos y otras diversas torturas absolutamente merecidas pero, lo que son las cosas al amanecer, en vez de eso, se acurrucó en su regazo y con un suspiro se dispuso a continuar durmiendo.